A subasta el oscuro objeto del deseo
La última película del director español Luis Buñuel se tituló “Ese oscuro objeto del deseo”, donde un hombre maduro cuenta su historia amorosa con una joven llamada Conchita, la cual no sólo le da largas para consumar su amor sino que da claras muestras de que sólo está con él por el dinero.
La relación cuerpo-dinero es tan añeja como la civilización misma, pero en fechas recientes se ha presentado un fenómeno social (y seguramente mercadológico) muy curioso: mujeres jóvenes que subastan su virginidad. El caso reciente es Alexandra Khefren, una joven de 18 años quien puso a subasta su primera relación sexual con la finalidad de comprarle un departamento a sus padres, ya que éstos serán desalojados del lugar donde actualmente viven.
Alexandra se presentó al programa británico This Morning donde manifestó que la idea le había surgido a partir de la película “Una propuesta indecorosa” que vio cuando tenía 15 años. Al ser cuestionada sobre por qué quería hacer tal cosa y vender uno de los aspectos más preciado de cualquier mujer, la esbelta y tierna entrevistada comentó que, además de lo de sus padres, ella tiene el objetivo de estudiar en el extranjero, específicamente en Oxford University donde pretende cursar la licenciatura en Mercadotecnia y Negocios.
Phillip Schofield, uno de los conductores del programa y quien realizó la entrevista junto con Holly Willoughby, fue enfático con el asunto de la salud: “tú tendrás que pasar exámenes médicos para garantizar que estás sana… ¿qué hay sobre la salud del posible ganador? Ante el cuestionamiento, la joven manifestó que no había pensado al respecto lo que sorprendió enormemente a los conductores al grado de manifestarle que estaba cometiendo una locura.
Alexandra Khefren se suma a una ya nutrida lista de chicas que optaron por ofrecer su virginidad al mejor postor. Algunas de esas historias terminaron siendo mejor estrategia publicitaria como el caso de Natalie Dylan, una joven estudiante de 22 años natural de San Diego, California, quien al final, a pesar de una suculenta oferta, desistió pero se embolsó 250 mil dólares por conceptos publicitarios.
Las subastas crecen y el mercado se expande, pero definitivamente hay limites. Los gobiernos deberían empezar a considerar seriamente una legislación al respecto.
Aquí la entrevista de la cadena británica: https://www.youtube.com/watch?v=ftBJYbY1PG0