En aquella época Fernando Botero se encontraba en la búsqueda de su propio estilo. Cuando realizó “Bodegón con Guitarra”, el instrumento musical adquirió proporciones enormes, y fue precisamente en ese momento que le sucedió algo mágico al artista, ya que empezó a distinguir el argumento y clave de su toque personal.
A partir de ese momento comenzó a experimentar con objetos, y posteriormente con personas, de dimensiones amplias y extensas, lo que se convertiría en su concepto de magnificencia. Sobra decir que el reconocimiento a nivel mundial que adquirió el artista se basó precisamente en una producción artística bajo esta convicción, donde las formas y los tamaños le dieron el toque específico e inconfundible. Sin lugar a duda el contexto de esta obra le da un valor aún más significativo.
La colección completa de obras a subastar puede ser apreciada a partir del 13 de noviembre en la sede de Morton, en donde además del óleo de Botero pueden admirarse piezas de artistas mexicanos como Joaquín Clausell (1866-1935), Miguel Covarrubias (1904-1957), Arnold Belkin (1930-1992), Juan O ‘Gorman (1905-1982) y Juan Soriano (1920-2006).
Diego Rivera (1886-1957), David Alfaro Siqueiros (1896-1974), José Clemente Orozco (1883-1949), Carlos Mérida (1891-1984), Bayron Gálvez (1941-2009), Rodolfo Nieto (1936-1985), Pedro Coronel (1923-1985), Manuel Felguérez (1928) y Feliciano Béjar (1920-2007).
Pedro Friedeberg (1936), Vicente Rojo (1932), Roberto Montenegro (1887-1968), José Castro Leñero (1953), José María Velasco (1840-1912), Rodolfo Morales (1925-2001), José Chávez Morado (1909-2002), Francisco Toledo (1940), Germán Venegas (1959) y Santiago Carbonell.
Además de artistas que aunque no fueron mexicanos su arte floreció aquí como el de la británica Leonora Carrington !917-2011) y el alemán Mathías Goeritz (1915-1990).